Lic. Alberico Aliaga

 

La reducción del rango de movimiento (ROM) en la dorsiflexión del tobillo es un trastorno musculoesquelético común que puede traer consecuencias en las actividades de la vida diaria como caminar, correr o saltar. Esta alteración puede ser causa o consecuencia de afecciones óseas, tendinosas, ligamentarias, entre otras.  

Desde la perspectiva de la Biomecánica sabemos que, durante la flexión dorsal de tobillo, la tibia se va hacia delante generando un movimiento armónico con el astrágalo. Cuando este se encuentra limitado por alguna causa, como por ejemplo que se encuentre posicionado anteriormente, la articulación no podría alcanzar una posición de cierre y como consecuencia vuelve más vulnerable a las fuerzas de inversión sobre la articulación tibioastragalina.

La restricción del ROM de tobillo también puede conducirnos a una alteración de la biomecánica normal de las extremidades inferiores durante actividades que se producen en cadena cinética cerrada predominantemente. Un ejemplo de ello lo podemos observar en el patrón de movimiento de una sentadilla, la cual no podría realizarse con demasiada profundidad. Backman ha demostrado que una alteración de la movilidad del tobillo generará consecuencias a nivel biomecánico, como por ejemplo que aumente el valgo de la rodilla disminuyendo así la activación del cuádriceps, compensando con una mayor activación del sóleo. 

Esto nos lleva a preguntarnos ¿Cuán importante es clínicamente la flexión dorsal del tobillo? 

Para poder responder esto, es necesario tener en cuenta cuales son las inferencias asociadas a una dorsiflexión por debajo de la media, tales como:

 

  • Tendinopatía Rotuliana y Aquiliana 
  • Alteración en las recepciones del salto 
  • Aumento de tensión del LCA por disminución en la flexión de rodilla 
  • Menor coordinación 
  • Mayor riesgo de caída 
  • Inestabilidad crónica de tobillo 

 

Debido a los riesgos asociados al déficit de ROM en tobillo, resulta relevante mensurar la movilidad del mismo. Para eso, el inclinómetro es una herramienta alternativa al goniómetro tradicional que se utiliza en la práctica diaria. Este dispositivo se utiliza para tomar la medición del ROM en grados de la articulación a evaluar. En este último tiempo, varias aplicaciones de teléfonos fueron validadas para cuantificar el ROM no solo en el tobillo, también hombro, cadera y rodilla.

En un estudio de Hall et al. donde se reportó la validez del inclinómetro digital realizando una mini estocada con las manos en la pared, se ubicó la pierna a evaluar por delante y la otra extendida por detrás (Ver imagen).  A su vez, se les pedía a los participantes realizar el avance lo más adelante que pueda sin levantar el talón y sin que su rodilla colapse medialmente en tres intentos, registrándose el mayor resultado.

Los resultados obtenidos arrojaron que la media en grados con el inclinómetro fue en la tuberosidad tibial (TT) de 44.9° -+ 5.5° mientras que, por debajo de la TT a unos 15 centímetros de la misma, la medición obtenida fue de 39.0° -+ 4.6°. Por su parte, Peter Malliaras demostró que la flexión dorsal menor de 45° es un factor de riesgo de tendinopatías rotulianas, aunque llego a esta conclusión utilizando un goniómetro estándar.

Además de los grados obtenidos en las diferentes posiciones de evaluación, la correlación Pearson demostró ser elevada en ambas mediciones, siendo en la localización de la TT de una r = 0.71 (p =0.001); mientras que por debajo de la TT presento un r = 0.76 (p = 0.001). Por lo que, en ambas posiciones de evaluación, el uso del inclinómetro es válido y presenta moderada a buena correlación.

Concluyendo, el rango de movimiento del tobillo presenta gran implicancia en la práctica diaria. Donde se requiere de un adecuado análisis, incorporando la mensuración constante a través del inclinómetro u otras herramientas validadas, lo cual nos conducirá a brindar una rehabilitación más precisa.

 

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