Lic. Tondelli, Eduardo

 

Es muy común encontrarse con deportistas que nos piden desesperadamente “pasame esta crema mágica en el hombro antes del partido”, o bien, durante la práctica deportiva, ya sea para aliviar un dolor o preparar la zona en cuestión para alguna demanda específica del deporte, como por ejemplo, los golpes de hombros en rugby. Existe gran variedad de revulsivos en el mercado, en forma de cremas o ungüentos. Estos son en base de componentes químicos contrairritantes, como el salicilato de metilo, salicilato de dietilamina, mentol y otros naturales, como el alcanfor y el eucalipto, que le dan ese aroma intenso tan particular. Estos productos son de fácil acceso ya que no requieren prescripción médica para su uso. Se estima en EE.UU que la suma del gasto de los consumidores por año es de 2 billones de dólares.1

 

 

Parecería ser que las creencias de que su efecto es “mágico”, son más fuertes que el olor que deja en las manos luego de la aplicación. La explicación de este supuesto efecto podría estar en que información selectiva que llega al Sistema Nervioso Central, específicamente al tálamo, que es la central cerebral de sensaciones percibidas. La posible explicación del secreto de estos contrairritantes es que ejercerían una sensación irritante en la piel del individuo provocando una anticipación de esa señal en la entrada del camino hacia al cerebro anulando la posibilidad que el dolor original producido por la lesión llegue antes. 

Los contrairritantes pueden clasificarse en categorías según su mecanismo: actuar como ruborizantes, producir una sensación refrescante, producir vasodilatación local y causar irritación.2 Quizás esta explicación podría ser derribada por el simple hecho de que, como debemos aplicar con las manos, la acción de la terapia manual podría ser verdaderamente la responsable de este efecto, y su señal le ganaría la entrada a la producida por el ruborizante a través del mismo mecanismo neurofisiológico.3  A este mecanismo deberían sumarse otras variables de la persona que pueden contribuir con estos efectos, como por ejemplo las expectativas, las creencias, las costumbres de los deportistas y sus rituales previos a competencias y entrenamientos, serían factores que pueden explicar la fuerte asociación entre comportamientos supersticiosos y el placebo en el deporte.4    

En una revisión sistemática de Derry S. y cols. no respaldan el uso de ruborizantes tópicos que contienen salicilatos para lesiones agudas o afecciones crónicas musculo esqueléticas. Si bien a corto plazo parecen ser bien tolerados esto sería basándose en datos escasos. La baja cantidad y calidad de los datos disponibles significa que sigue habiendo gran incertidumbre sobre los efectos de los ruborizantes que contienen salicilato.5

Por otro lado existen fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) para uso tópico en formato de crema que deben ser indicados bajo prescripción médica para el tratamiento de afecciones múslculo esquléticas. Sabiendo que su acción farmacológica está comprobada, estos medicamentos tienen un efecto positivo sobre el dolor.6 Sin embargo el uso de AINEs previo a la actividad deportiva como mecanismo profiláctico de dolor ha sido ampliamente estudiado, siendo su uso muy común y controversial en futbolistas profesionales, 10 %  de ellos utiliza AINEs antes de jugar.7 Warden y cols. concluyen que su uso es inseguro y nocivo para el cuerpo, ya que sus acciones farmacológicas impiden el correcto metabolismo muscular post esfuerzo retardando la recuperación y favoreciendo a la aparición de futuras lesiones.

Debido a la fama de estos productos en el ambito deportivo, como kinesiólogos es importante conocer las características de todos estos productos, como también las de nuestros deportistas, de esta forma educar al respecto sobre la importancia de su uso y los efectos no deseados. Enseñar y educar es parte de nuestra profesión. 

 

Referencias

1- Feucht CL, Patel DR. Analgesics and anti-inflammatory medications in sports: use and abuse. Pediatr Clin North Am. 2010 Jun;57(3):751-74. 

2- Wright E. Musculoskeletal injuries and disorders. In: Berardi R, Ferreri S, Hume A, et al, editors. Handbook of nonprescription drugs, an interactive approach to self-care. 16th edition. Washington, DC: American PharmacistsAssociation; 2009. p. 95–113.

3- Bialosky JE, Beneciuk JM, Bishop MD, Coronado RA, Penza CW, Simon CB, George SZ. Unraveling the Mechanisms of Manual Therapy: Modeling an Approach. J Orthop Sports Phys Ther. 2018 Jan;48(1):8-18

4- Dömötör Z, Ruíz-Barquín R, Szabo A. Superstitious behavior in sport: A literature review. Scand J Psychol. 2016 Aug;57(4):368-82.

5- Derry S, Matthews PR, Wiffen PJ, Moore RA. Salicylate-containing rubefacients for acute and chronic musculoskeletal pain in adults. Cochrane Database Syst Rev.2014 Nov 26;(11) :CD007403

6- Zacher J, Altman R, Bellamy N, et al. Topical diclofenac and its role in pain and inflammation: an evidence-based review. Curr Med Res Opin 2008;24(4):925–50.

7- Tscholl P, Junge A, Dvorak J. The use of medication and nutritional supplements during FIFA World Cups 2002 and 2006. Br J Sports Med 2008;42:725–30.

8- Warden SJ. Prophylactic misuse and recommended use of non-steroidal anti-inflammatory drugs by athletes. Br J Sports Med. 2009 Aug;43(8):548-9