IMPINGEMENT O SINDROME DE FRICCIÓN DE TOBILLO

Lic. Maximo Fiorucci

El síndrome de fricción de tobillo es una entidad clínica que se caracteriza por presentar dolor y restricción de la movilidad del tobillo tanto pasiva como activa. Las causas son numerosas pero lo importante aquí es tener en cuenta que este cuadro suele aparecer con el correr del tiempo y se caracteriza por una historia de dolores recurrentes y pérdida progresiva de la movilidad que se hace más evidente en la práctica deportiva/recreativa. La historia de episodios de esguinces moderados o severos etaria asociado a una posible aparición de fricción.
La articulación del tobillo está formada por la tibia y el peroné con el astrágalo (hueso del pie) y se mantienen unidas entre sí por la capsula articular y los ligamentos que la refuerzan. Si bien es una articulación que se mueve en un solo plano, el sagital, es sabido que ciertos movimientos accesorios también suceden como rotación o inclinación (lateral).
Lo más frecuente es que los pacientes refieran dolor en la zona anterior o anterolateral del tobillo al hacer flexión dorsal, por ejemplo, cuando se hace una sentadilla profunda, al correr y/o al saltar. Esto se debe a que se comprimen las estructuras capsulo-ligamentarias ubicadas por delante de dicha articulación, que en condiciones normales no debería generar síntomas. Se sabe que la historia de esguinces tanto moderados como severos e inestabilidad podría ser el causante de un engrosamiento o fibrosis del ligamento peroneo astragalino anterior que por su cercana ubicación al cuello del astrágalo produce un roce o fricción contra él. Este cuadro de fibrosis podría derivar a una posterior aparición de osteofitos (crecimiento de hueso donde no debería haber), que empeora la sintomatología del paciente. Aquí ya habría que evaluar una posible intervención quirúrgica artroscópica por parte de un traumatólogo para la remoción de dichos osteofitos, si el tratamiento conservador no da resultados.
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 El cuadro por lo general se acompaña de rigidez en todo el pie y tensión del complejo soleo-gemelos-tendón de Aquiles.
En los primeros estadíos es donde contamos con más posibilidades de recuperación. Se comienza con un déficit biomecánico que hace que las superficies articulares no trabajen en armonía. Un ejemplo de esto es la anteriorización del astrágalo con respecto a la mortaja tibioperonea que predispone a un choque prematuro entre el reborde anterior de la tibia, el cuello del mismo y estructuras fibroligamentarias.

Nuestro desafío como kinesiólogos es reestablecer el posicionamiento adecuado de la articulación para su correcta biomecánica. En general el paciente presenta historia de dolor e inestabilidad en dicha articulación así que nuestra terapéutica tendría que estar enfocada en tratar la causa que sería la inestabilidad en el tobillo y a su vez las consecuencias que son el dolor y la fibrosis antes mencionada.
Es común escuchar decir que los esguinces de tobillo son “situaciones leves” en la vida de un deportista pero si no son manejadas correctamente pueden aparecer consecuencias a futuro que disminuyan el rendimiento deportivo o incluso llegar a la perdida de horas de entrenamiento o competencias.

 

Existe otra entidad conocida como os trigonum, de menor prevalencia, que también puede generar fricción en el tobillo, pero a diferencia de lo antes mencionado esto ocurre en la zona posterior. En este caso las estructuras irritadas pueden ser el tendón del flexor largo del hallux o el reborde posterior de la tibia. También puede aparecer un pequeño fragmento óseo suelto que podría ser el causante del cuadro. La flexión plantar resulta dolorosa y el dolor se localiza bien profundo por delante del tendón de quiles. Se la considera una lesión por sobreuso aunque también puede aparecer ante un trauma único.
Aparece con más frecuencia en bailarinas/es, gimnastas y en aquellas personas que generen esfuerzos repetitivos con flexión plantar o en puntas de pie.

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