Lic. Florencia Carlotto

La  fractura de escafoides (navicular) es la ruptura en uno de los huesos de la muñeca. Esta fractura es una de las más comunes en la zona, luego de ladel extremo distal del radio.

El tratamiento puede variar desde yeso hasta la cirugía, dependiendo de la gravedad de la fractura y de su ubicación en el hueso.

Debido a que ciertas porciones del escafoides tienen un suministro de sangre deficiente y una fractura puede alterar aún más el flujo de sangre al hueso, las complicaciones durante el proceso de curación son comunes. El hueso escafoides se compone en un 80% de cartílago que forma la superficie articular, esto hace que deje un espacio limitado para la entrada de las arterias que lo abastecen.

Esta  irrigación precaria influye en el del tiempo de consolidación. Aproximadamente el 80% del aporte sanguíneo al escafoides se realiza por medio de ramas de la arteria radial. Estas entran distal y dorsalmente, haciendo que la irrigación sea retrograda, es decir, de distal a proximal. Las fracturas del cuello o el tercio proximal del escafoides interrumpen el aporte sanguíneo del polo proximal; esto puede conducir a una necrosis avascular. Aun consiguiendo una inmovilización adecuada, sólo el 60 al 70% de las fracturas del tercio proximal consolidan.

 

El mecanismo de lesión más común es una caída con la muñeca en extensión de unos 95 a 100° con inclinación radial, lo que hace que el hueso escafoides impacte contra la cavidad distal del radio, dando como resultado una fractura en la zona media del escafoides. Se espera una fractura del polo proximal cuando ocurre una caída con la muñeca en abducción.

Los síntomas de una fractura de escafoides generalmente incluyen dolor y sensibilidad en el área justo debajo de la base del pulgar.

Son consideradas de naturaleza oculta ya que a menudo se pasan por alto en las radiografías iniciales (etapa aguda). Las mismas suelen repetirse fechas posteriores para diagnosticar estas fracturas ocultas. También son de gran utilidad las tomografías computarizadas, las resonancias magnéticas nucleares y la gammagrafía ósea.

Las fracturas de escafoides no se unen en un 5% a 25% de los casos. La tasa de pseudoartrosis aumenta en ciertas ocasiones:

  • Desplazamiento de una porción del hueso fracturado mayor  a 1mm,  
  • Retraso en el diagnóstico / inmovilización más de 4 semanas,
  • Ubicación en la cintura o polo proximal,
  • Antecedentes de tabaquismo.

Actualmente, el tratamiento se realiza en función de la ubicación de la fractura y el grado de desplazamiento identificado a través de las herramientas de diagnóstico. Las fracturas tuberosas y las fracturas no desplazadas se pueden tratar principalmente con inmovilización con yeso. Además, el tratamiento quirúrgico percutáneo también se puede realizar para evitar la inmovilización prolongada y lograr un rango de movimiento temprano en las fracturas no desplazadas. Las fracturas desplazadas se tratan con intervención quirúrgica. Las fracturas de polo proximal que son susceptibles de seudoartrosis y fracturas de la cintura con más de 1 mm de desplazamiento y un ángulo escafo-semilunar de más de 60 ° o menos de 30 ° se consideran inestables y requieren intervención quirúrgica.

 

Bibliografia:

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