Lic. Agustín Baldjian

Las lesiones de los músculos aductores se encuentran dentro de las más prevalentes como causante del dolor inguinal. En un estudio de Holmich et al. publicado en el 2013 encontraron que en una temporada de fútbol amateur en Dinamarca, con un total de 998 jugadores, las lesiones inguinales tenían una incidencia de 0,04/1000 hs de juego. Del total de las lesiones 58 jugadores padecieron dolor inguinal y el 50% de los mismos en relación a los aductores. En estos últimos, la mediana de tiempo fuera del campo de juego fue de 19 días (Rango 2-208 días). Por último, las lesiones agudas en los aductores ocuparon el 39% mientras que las crónicas el 61% restante. En otro estudio observacional de Thorborg et al., en el cual incluyeron una muestra de 695 jugadores de fútbol semiprofesional de Dinamarca, encontraron que el 50% de los mismos padecieron dolor inguinal en la última temporada. La duración del mismo fue a su vez, de 2 semanas para el 40% de la muestra, entre 3-6 semanas para el 30% y mayor a 6 semanas para el otro 30% restante. De estos datos podemos interpretar que estas lesiones presentan un pronóstico variable en cuanto al tiempo que el deportista se puede llegar a encontrar fuera de su nivel deportivo habitual.

Varios estudios demuestran que la disminución de la fuerza de este grupo muscular podría ser un factor de riesgo para padecerlas. Se encontró que jugadores de futbol de la liga europea con una menor fuerza en este complejo, tenían 4 veces más de probabilidades de padecer lesiones inguinales que los deportistas que no padecían de este disbalance.

Existen diversas maneras de poder medir la fuerza sin mucho consenso sobre cuál de estas es la mejor opción. En un trabajo de Thorborg et al. estudiaron la confiabilidad test-retest de tres diferentes formas de evaluar la fuerza. En el mismo se involucraron 21 futbolistas hombres, profesionales y además de saber cuál era la prueba más confiable, evaluaron cual de ella producía un mejor pico de torque. Las tres formas de tomar la fuerza fueron: con flexión de 45º de cadera colocando el dinamómetro de mano entre los cóndilos mediales con piernas en aducción; luego manteniendo la flexión de 45º  con los miembros en abducción y rotación externa.

 

 

Y por ultimo con los miembros inferiores extendidos colocando el dinamómetro a 5 centímetros por encima del maléolo medial.

 

 

Si bien todos los test mostraron mínimas diferencias entre ellos, la toma con piernas extendidas parecería ser la que mayor confiabilidad presenta y en la que se produce un mejor pico de torque (casi un 70% más que las otras). Sin embargo, en pacientes sintomáticos, la toma con abducción y rotación externa podría ser una buena opción si este nos manifiesta signos de dolor. Un dato interesante de este estudio es que se establecieron niveles de cambio mínimo detectable para la posición de piernas extendidas de 13,6% – 13,7%  y para la posición de abducción con rotación externa de 15,2% – 18,6%.

 

En otro estudio llevado a cabo por Esteve el al. en futbolistas españoles, con una interesante muestra de 303 deportistas, evaluaron la fuerza aductora y su relación según si estos habían padecido dolor inguinal la temporada pasada. Además correlacionaban el mismo con la edad y con la duración de los síntomas (< 3 semanas/ 3-6 semanas/ > 6 semanas). El hallazgo más relevante del presente estudio fue que atletas que padecieron dolor inguinal de más de 6 semanas de evolución durante la temporada anterior, evidenciaron disminución en la fuerza aductora entre 12% y 15% (según la toma fuese con palanca corta o larga respectivamente) en comparación con los futbolistas sin dolor inguinal durante la temporada pasada. Por último y en relación a la edad, encontraron una disminución de la fuerza tomada con palanca corta de 0,5% por cada año, es decir una disminución del 5% cada 10 años. Podríamos deducir entonces que jugadores con dolor inguinal mayor a 6 semanas son más propensos a padecer una nueva lesión en la siguiente temporada.

Esta disminución de la fuerza en comparación con los abductores aparenta ser otro factor de riesgo asociado. En base a esto último, en jugadores de Hockey sobre hielo se encontró que una fuerza aductora menor al 80% de la abductora se asocia como factor de riesgo para padecer lesiones inguinales en dicha población. Además en otro estudio de Thorborg et al. en el cual estudiaron la misma relación, con una población de 86 futbolistas de la tercera categoría de Dinamarca, encontraron que si comparamos el lado dominante con el lado no dominante este último presenta un 3% – 4%  de disminución en la fuerza aductora/abductora respectivamente, con lo cual acá encontramos otra variable que podemos comparar en nuestros deportistas, ya que esta variación no parecería ser clínicamente relevante. Sin embargo algo para tener en cuenta en base a esto último es si el paciente padeció o no alguna lesión en el miembro contralateral, ya que aquí encontraríamos un sesgo en nuestra evaluación. Por último, y en concordancia con varios estudios, encontraron que los pacientes con dolor inguinal presentaban una disminución en el ratio aductor/abductor.

Puntos claves:

  1. Una disminución de un 20%  de la fuerza aductora es considerado un factor de riesgo.
  2. Un ratio Aductor/Abductor también es un parámetro a tomar y mientras más cercano a 1 sea este, menor riesgo de padecer dolor inguinal.
  3. Existen diferentes formas de tomar la fuerza, sin embargo la toma con piernas extendidas y con el dinamómetro a 5 cm de los pilones tibiales parecería ser la que mayor confiabilidad y torque produce. Si esta es sesgada por el dolor podríamos utilizar la toma con flexión de cadera de 45º colocando el dinamómetro por encima de los cóndilos mediales.

 

Bibliografia

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